El sector agroindustrial
ha sido históricamente determinante en la economía ecuatoriana y
en los últimos años ha
experimentado un importante crecimiento. Este último se explica por
el aumento de la demanda
de productos alimenticios a partir de los años setenta, producto
del auge petrolero, del
ingreso de una mayor cantidad de divisas, del incremento de
habitantes y del cambio
de hábitos de la población.
Sin embargo, esta
expansión no ha sido homogénea. De hecho, se observa un limitado
crecimiento de las
exportaciones de ciertos productos no tradicionales causado
principalmente por la
falta de una política de promoción del desarrollo agroindustrial y
por
la abolición de los
beneficios de las leyes de fomento industrial en 1984. Este vacío
ha
conllevado a una escasa
aplicación de nuevas tecnologías, a un limitado desarrollo de
productos, empaques y
maquinaria, y a un heterogéneo nivel de calidad que han limitado la
competitividad del
sector.
En los años ochenta se
decidió además invalidar el registro de industrias del Ministerio
de
Comercio Exterior,
Industrialización, Pesca y Competitividad (MICIP), con lo cual la
agroindustria se encontró
hasta hace poco en el limbo institucional, pues no era parte de los
alcances ni del
Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) ni del MICIP.
Hoy, con la reciente
creación en el 2003 de la Coordinación de Planificación para el
Desarrollo
Agroindustrial, del MAG, se genera una nueva oportunidad para el
sector.
Resulta sorprendente que
Ecuador no cuente con un Plan Nacional de Desarrollo
Agroindustrial en el cual
se delineen las principales políticas e incentivos para el sector,
cuando otros países de
la región, especialmente los del Cono Sur, han elaborado sus
propios
planes hace ya varios
años. Estos les han permitido obtener un desarrollo ordenado y
planificado de su
agroindustria.
La necesidad local de una
planificación de largo plazo se torna cada vez más urgente en un
escenario de apertura de
mercados en el cual, además de ser imprescindibles medidas para
paliar los posibles
riesgos de esa apertura, es imperativo dar un norte al desarrollo
del
sector a fin de
aprovechar plenamente las nuevas oportunidades y el potencial
existente.